"Sin Derella"
("Cenicienta")
SEGUNDA PARTE.
-Entonces- Dijo Cenicienta haciendo un esfuerzo por comprender- No puedes matar a nadie, no puedes hacer que alguien se enamore de otro alguien y no puedes resucitar a los muertos, ¿no es así?
- Por octava vez- Dijo el Hada Madrina con dulzura (mucha paciencia)- Lo único que he hecho es darte ese vestido tan bonito y esos zapatos de cristal para que puedas ir al baile, además de convertir una calabaza en una hermosa carroza y al caballo canijo del establo en un cochero para proporcionarte un medio de transporte digno de una princesa.
- ¡Mola!- Exclamó Cenicienta, sonriendo.- Estoy lista para ir a ese baile y ver la cara que ponen las arpías de mis hermanastras.- Y, un segundo después, comenzó a andar hacia la carroza con gran decisión.
Al segundo siguiente, se encontraba tirada en el suelo.
-Antes que nada- Dijo el Hada mirando a la dolorida niña- Será mejor que aprendas a moverte con esos tacones...
En los jardines del castillo, todo se encontraba en calma. A pesar del gran estruendo de música de la fiesta, los gruesos muros de piedra impedían que el ruido llegase a los delicados oidos del "aparca carruajes", quien se encontraba fumándo un pitillo cuando una gran carroza naranja con forma de calabaza irrumpió en los terrenos reales a toda velocidad.
El caballero que manejaba las riendas, tiró de ellas con fuerza y se paró delante del aparca carruajes. Una vez se hubo detenido, la puerta se abrió, saliendo de ella una mujer mayor y una joven con un vestido brillante.
-¿Ves como hemos llegado a tiempo?- Dijo el Hada mientras se colocaba bien la túnica.- Ha sido una gran idea eso de convertir a los ratones en caballos, ¿eh?
- Si...- Contestó Cenicienta.- sobre todo porque caiste en la cuenta de que al convertir al caballo en cochero, no había nada que tirase de la carroza.
- Ejem...Sí, bueno, eso también.- Reconoció el Hada Madrina.- Pero tienes que admitir que ha sido una transformación soberbia...
- Desde luego.- Dijo Cenicienta, burlona.- Me has dejado "elhada".
Y entonces todo se quedó en silencio. Y un grillo cantó. Y una puerta chirrió. Y una bola de paja cruzó por delante de la carroza.
-Ehm...Si, claro...je, je...- Dijo el Hada, intentando no mirar a Cenicienta directamente a los ojos.- Será mejor que entres en el castillo de una vez. Ya me encargaré yo de que este joven nos aparque la carroza.
- Está bien.- Dijo Cenicienta, y comenzó a subir las escaleras hacia el castillo.
- Ah, se me olvidaba.- Dijo el Hada, sujetando del vestido a Cenicienta.- El traje, los zapatos, la carroza...Todo lo mágico que he hecho hoy desaparecerá al dar las doce, así que no te entretengas demasiado.
-¿A las doce?- Exclamó Cenicienta, alterada- Pero eso me deja...- miró el reloj de la torre del castillo.- ¡cuarenta y cinco minutos de baile! ¿No puedes alargar el tiempo un poco más?
- ¿Estás loca?- dijo el Hada Madrina, con enfado.- ¿Tienes la menor idea de lo caro que es prolongar la vigencia de una transformación mágica?
El baile transcurría con monótona normalidad. Los invitados bailaban al ritmo de una música de cámara (de cámara lenta) que una pequeña orquesta que tocaba desde uno de los extremos de la gran habitación. El rey Leopoldo IV, desde su trono, observaba complacido como las doncellas, aunque no paraban de bailar, miraban de reojo al príncipe, que en ese momento se encontraba hablando con uno de los músicos.
"Seguramente ya le habrá echado el ojo a alguna moza", pensó el rey, "y le está diciendo al músico que deje de tocar para poder anunciar en alto cual será la doncella elegida para casarse con él"
El rey observó como la orquesta dejaba de tocar y como su hijo, de quien se estaba sintiendo tan orgulloso en ese momento, se alejaba un poco de la orquesta, cogía un micrófono y...
"At first I was afraid I was petrified
Kept thinkin' I could never live without you by my side;
But then I spent so many nights
Thinkin' how you did me wrong
And I grew strong
And so you're back from outer space..."
El rey no encontró palabras para describir lo que sentía en ese momento. Era como sí un tornado de asombro y rabia hubiese arrancado, elevado y destruido por completo la casa de madera que era su vida. El príncipe Rufus estaba cantando, dando saltitos y contoneándose subido la mesa de los canapés.
De un salto, el rey se levantó del trono y comenzó a abrirse paso entre los asistentes hacia donde se encontraba su hijo.
"...Go on now, go walk out the door
Just turn around now
you're not welcome anymore..."
...El rey dió un empujón a su primo el Duque Limonés, que se acercaba para felicitarle cordialmente por la fiesta...
"...I've got all my life to live,
I've got all my love to give and I'll survive,
I will survive. Hey hey..."
El rey, con un movimiento violento, arrancó el micrófono de las manos de su hijo y se lo lanzó a los músicos. Luego, agarró a su hijo con fuerza por ambos brazos.
- HIJO... ¡¿QUÉ...?!- Al ver la cara de terror de su hijo, respiró hondo y se tranquilizó.- ¿qué está pasando aquí?
- Bueno...- Dijo Rufus.- Pensé que esta fiesta necesitaba un poco más de movimiento. Un poco más de color...
- Pero...es decir, ¿Tú eres...?-El rey miró a su alrededor. La sala entera se encontraba en silencio observando la escena.- Bueno, ya sabes... ¿a ti te gustan...? Yo no sabía que eras...
- ¿gay?- completó Rufus.
- ¡OoOoOoOoOoh...!- Exclamaron todos los invitados al unísono.
- Tú... Pero...¿Cuándo pensabas decírmelo?
- Bueno, no se...- Dijo Rufus forzando una sonrisa- No quería decepcionarte...
- Pero... ¡Pero si salías con mujeres todas las noches! ¡Yo mismo te he seguido de incógnito en más de una ocasión y las he visto con mis propios ojos!
- Bueno...- respondió Rufus, incómodo ante la atenta mirada de todos.- Con la ropa puesta si que parecían mujeres, desde luego...
- ¡Agh!- Exclamó el rey, quien no podía creerse lo que estaba escuchando. Luego recordó su condición de padre y rey.- Pues no lo permitiré, ¿me oyes? ¡Vas a elegir a una de estas hermosas chicas y vas a casarte con ella! ¡Y vas a darme nietos, como haría todo un hombre!, ¿Queda claro?
- ¡Eres un monstruo y un retrógrada!- Chilló el príncipe, con lágrimas en los ojos.- ¡No eres nadie para mandarme! ¡Nadie! Soy un ser humano, ¿sabes? ¡Te odio!- Y luego salió corriendo, saliendo de la sala y dirigiéndose hacia la puerta principal del castillo.
-Vaya numerito, ¿eh?- Dijo Cenicienta a una Señora con un vestido hortera que estaba estirando el cuello para ver mejor como el príncipe abandonaba la sala.
- Y que lo diga, señorita.- Luego le dirigió una mirada asombrada.- Vaya... ¡ese traje que lleva es de lo más bonito! ¿Eso que tiene incrustado son diamantes?
- Diamantes puros, si señora.
- Podría indicarme donde lo ha conseguido?- dijo la señora sin dejar de mirar el vestido.- No importa lo que cueste, ¡tengo que hacerme con uno igual como sea!
- Pues lo siento pero...- Entonces una idea cruzó la mente de Cenicienta.- Es único. Me lo hizo especialmente la mujer de un príncipe de lejanas tierras, como regalo de cumpleaños. Pero, si le interesa, puedo vendérselo. Lamentablemente, tengo que irme antes de que den las doce. Me ... Me está esperando un carruaje para llevarme al Reino del Arcoiris para dar una conferencia- Mintió Cenicienta.- Pero si tiene el suficiente dinero en efectivo, puedo ponerme cualquier trapo y entregárselo ahora mismo, si usted gusta.
- Oh, me encantaría, pero me temo que no he traido demasiado dinero encima, como veniamos a un baile...- Dijo la señora mientras rebuscaba en su bolso.- Debo tener sólo unos 40.000 o 50.000 leopolodos...
A Cenicienta por poco se le sale el corazón por la boca al escuchar aquello. Por suerte, era muy buena actriz.
- No se preocupe.- dijo.- Creo que, por ser una situación especial, con eso bastará.
Cenicienta salió del castillo, corriendo y mirando a todas direcciones. Llevaba puesto un traje de sirvienta que había encontrado colgado en el perchero del recibidor.
- Donde estará ese maldito aparca carruajes.... Dijo, impaciente.- Ya son casi las doce, y más me vale estar muy lejos de aquí cuando el reloj anuncie la medianoche...
De repente, se percató de las dos figuras que se encontraban sentadas en el último peldaño de las escaleras. Y, frente a ellos, estaba la carroza.
- ¡Si!- Exclamó Cenicienta, y se tocó el bolsillo del traje robado donde había guardado el dinero de la señora.- Tú y yo nos vamos a ir lejos, donde no nos encuentren. Allí empezaremos de nuevo y...
De repente, reconoció a las dos figuras sentadas en las escaleras. Una de ellas era el príncipe. La otra era su cochero. Cenicienta vió como el príncipe Rufus se acercaba cada vez más al cochero, sin dejar de reir tontamente. El otro, sin embargo, le miraba inexpresivamente mientras mordía una zanahoria (manteniendose fiel a sus costumbres equinas).
Cenicienta miró el reloj del castillo: casi no quedaba tiempo. Luego volvió a mirar al príncipe, quien empezaba a ponerle caritas al cochero.
- Maldita sea...- exclamó Cenicienta, y se acercó al principe apresuradamente.- Eh...¿Majestad?
- Oh, ¡Hola, señorita!- Dijo este, sonriente.- ¿Este carruaje es suyo?
- Ehm...S-sí, señor...
- ¡Excelente!- Dijo Rufus, dando palmaditas.- porque, verá, acabo de conocer a su cochero y, entre uted y yo...- Rufus bajó la voz.- Creo que me he enamorado...
- ¿En serio?- Dijo la apresurada Cenicienta, si dejar de mirar el reloj.- Pues...verá, no estoy totalmente segura de que le convenga...
- ¡Bah, tonterias!- Respondió Rufus, de forma picarona.- Estaba pensando si podrías dejar que trabaje aquí...como mi "chofer" personal, ya me entiendes...
- Pero, señor...- Cenicienta estaba haciendo un esfuerzo para inventar algo rápidamente antes de que sonase el reloj.- Verá... Esque es un borracho, ¿sabe?
- Bueno...- Dijo el príncipe.- yo también bebo en exceso de vez en cuando...
- Ya pero...- improvisó Cenicienta.- Además es un hombre muy, MUY violento.-
- Aprecio tu preocupación, señoria, pero estoy seguro de que conseguiré amansarle...- Respondió el principe, guiñándole un ojo a Cenicienta.
- Sí, pero...
Y entonces, el gran reloj del castillo comenzó a sonar. En un instante, La carroza volvió a convertirse en una calabaza, los caballos blancos en ratones y el "cochero" volvió a su estado natural.
- ...pero es un caballo- concluyó Cenicienta, viendo como su sueño de escaparse a tierras lejanas se desvanecía.
- Bueno...- Dijo el príncipe Rufus, encogiéndose de hombros.- Nadie es perfecto.
FIN.
Y para compensar el retraso en la publicación, bonus Track:
Para los pocos que no conocían la canción.
Para los pocos que no conocían la canción.
11 comentarios:
Me ha encantado, de verdad de la buena =D
Si es que eres un partidazo XD
jajajajaja quien dijo que segundas parte no eran buenas?
el final es como el de una peli no?? xD
con faldas y a lo loco puede ser?
fransis....un muy buen amigo mio (que permanecera anonimo) me conto sobre lo que te sucedio en el campamento hace unos meses y queria enviarte mi mas sentido pesame por lo que esos cabrones te hicieron (no quiero despertar de nuevo la experiencia traumatica original..pero hablo de la depilacion de la pierna)......
PD: no te cortes el pelo XD
PPD : perdona mi mal espanol ...pero ese amigo tambien me dijo que lo unico que sabes de ingles es la letra de freddy mercury
jajajajaja quien eres n-girl? jejeje estos trapicheos de informacion no me gustan ejejeje
jeje fransis...te gustaria saberlo..eh? xD
he oido mucho de ti..jajaja
me ha gustado muchísimo n_n y el final espectacular :D
solo un detalle bravisimo
de Macafú a los miembros del Conejo:
A mi me parece genial que dejeis mi cuento hasta el miercoles puesto... Pero podeis poner vuestras secciones cuando querais...
woala! q s m habia olvidao XD
me encantan tus historias "tuneadas" xD, son genialeeees^^
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