¿Quienes somos?

El Conejo Deformado es un grupo de jóvenes de entre 17 y 20 años con una única cosa en mente, hacer reir.

Para ello hemos creado ésta página web para que puedas reírte con (y de) nosotros y para que podámos hacerlo nosotros tambien.

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El Conejo Deformado consta de cinco secciones principales (haz click en cada una para acceder diréctamente)

- Los Sketchs generales. Los días 1 de cada mes.

- Los Sketchs "La Madriguera del Conejo". Los días 15 de cada mes.

- Expediente J. Análisis de médios. Todos los lunes.

- Frikigüorl. Tiras cómicas. Cada miércoles.

- Cuentos de Ayer, Hambre pa Mañana. Cuentos clásicos... un poco diferentes. Todos los viernes.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Cuentos de Ayer, Hambre pa Mañana (5)

Anteriormente en "Cuentos de Ayer"...

Madrastra: Matarás a Blancanieves y me traerás su corazón
Cazador: Eh...Está bien.

Cazador: ¡No puedo matarla!

Madrastra: Espejo, ¿Quiés es la más hermosa del reino?
Espejo: Te vas a reir...

Y ahora, "Cuentos de Ayer" continúa...


“Snow? Why?”
(“Blancanieves”)

TERCERA PARTE.



¡CRASH!

Susan giró en redondo y se dirigió hacia uno de sus esbirros, dejando a su espalda el espejo quebrado:

- ¡Maldita sea, ella sigue viva!- Gritó Susan, llena de ira.- Ese maldito cazador me ha hecho quedar como una imbécil... Pero no volverá a suceder...-Dijo mientras se giraba hacia la puerta.- ¡Esbirro Número Siete!

El séptimo esbirro apareció al instante por el marco de la puerta.

- ¿Si, señora?

- Moviliza a toda la guardia para que detengan y encarcelen al Cazador Real. Me ocuparé de él ala vuelta.- Dijo Susan mientras sacaba de un baúl una vieja capa negra y una caja de postizos.

- ¿Va a salir la señora...a alguna parte?- Preguntó el esbirro al ver como su señora comenzaba a llenar una cesta con unas aparentemente suculentas manzanas rojas.

- Voy a ocuparme personalmente de acabar con la niñata. Ya conoces el dicho: "Si quieres algo bien hecho..."

- "...patada en los cojones"- Terminó el esbirro, sin pensar.

- ¡No!- Dijo Susan, mientras terminaba de colocarse los postizos en la cara.- ¡"Hazlo tú mismo"!.

- Inmediatamente, mi señora.- Dijo el esbirro, dirigiéndose rápidamente a la salida.

-¿A dónde te crees que vas?- Dijo Susan, temiéndose la respuesta.

- Voy a acabar con Blancanieves, como usted ha ordenado.- Respondió el esbirro, con toda su buena voluntad.

- Ay...- Suspiró Susan.- Lo que quería decir era... Da igual. Tú sólo encargarte del cazador, ¿de acuerdo?- Luego, se situó frente al esbirro y adoptó una postura encorvada.- ¿Cómo me ves?

El esbirro durante un segundo. Luego decidió que, si la reina iba a salir a la calle vestida con una túnica negra, una peluca gris y una nariz ganchuda con una verruga en la punta, lo mejor era ser sincero con ella.

- La verdad es que está horrible...- Contestó el esbirro, con miedo a las consecuencias.

- Perfecto- Dijo Susan, sonriendo malévolamente.



- ¡Cleptómano, devuélvele la tostada a Iznorante! ¡Sabihondo, Saca la cabeza de Narcoléptico del tarro de mantequilla! ¡Pervertido, ayuda a comer a Muñoncitos...Y subete los pantalones! ¡Alcohólico, espero por tu bien que eso sea leche...!- Gritó Blancanieves a los siete enanos sentados en la mesa del comedor.

La princesa nunca había sido tan feliz que como lo era con aquellos siete sujetos. Una vez les hubo explicado el motivo por el que se había colado en su casa y una vez les relató la historia de "La Malvada Madrastra y los Pasteles de la Muerte", los enanos estuvieron de acuerdo en que Blancanieves estaría más segura allí con ellos. A cambio, ella solo tenía que preparar cinco comidas diarias y asegurarse de que se cambiaban de ropa de vez en cuando.
"Son como niños", pensaba Blacanieves al verlos tragar cantidades ingentes de comida, "Como unos niños gordos y barbudos". Había aprendido tantas cosas con ellos, como por ejemplo que la palabra "enanito" era degradante para los de su raza. Eran tan adorables...
Por su parte, los enanos también estaban encantados con que Blancanieves viviera con ellos. Sombre todo Pervertido.

Aquella misma mañana, como todas las anteriores, los siete enanos dieron las gracias a Blancanieves por el desayuno y se despidieron de ella para comenzar su duro día de trabajo en la mina:

- Adiós Blancanieves- Dijo Sabihondo, saliendo por la puerta.

- Hasta luego, Blancanieves- Dijo Cleptómano.

- Asta la bista, Blankaniebes- Dijo Iznorante.

Cuando los siete enanos se alejaron entre los arboles del bosque, Blancanieves cerró la puerta confiada en que pasaría otra tranquila mañana en la casa, algo que no llegaría a suceder ya que, nada más volverse, alguien golpeó enérgicamente. Al abrir la puerta, Blancanieves se encontró con una encorvada viejecita que le lanzaba una sonrisa desdentada.

-¿Puedo ayudarle?- Dijo Blancanieves amablemente.

- Hijita, soy una pobre vendedora ambulante- Comenzó la anciana- y me preguntaba si, te gustaría comprar una de mis robustas manzanas. Una muchachita tan bella como tu necesita tomar alimentos sanos...

- Lo siento, Nunca me han gustado demasiado las manzanas...- Respondió Blancanieves a la extraña anciana.

- Oh, vamos... una manzana no te hará daño...- Dijo la anciana, sonriendo a la joven.

- Yo...- Dijo Blancanieves, replanteándose su decisión la no querer decepcionar a la anciana.- Bueno, supongo que por una vez no pasará nada...

- ¡No te comas esa manzana!- Dijo Susan, corriendo desde el bosque con la túnica negra remangada, la peluca gris colgando de una oreja y los postizos casi despegados.- ¡Comete esta! Tiene más vitaminas y...y...minerales! ¡Fuera de aquí, vieja estúpida!- Dijo cuando llegó a la puerta de la casita, haciendo que la verdadera anciana se alejara dando tumbos.

Blancanieves observó la extraña escena sin saber qué decir. De hecho, lo único que pudo salir de su boca fue:

- ¿Susan?

- ¡Que no me llames Susan!- Dijo la Madrastra.- Quiero decir... ¿Quién es Susan, hijita?

- Susan, se te ha caído la verruga postiza.

La Madrastra miró al suelo y luego volvió a mirar a Blancanieves, con ira.

- ¡Vale, si, soy yo!- Reconoció Susan.- ¿Es que siempre tienes que estropearme todos mi planes? Lo único que quería en la vida era poder y ser la más hermosa del reino. ¿Era eso tanto pedir? Pero, nooo, ahí estabas tu con tu blanca piel tu figura estilizada...

- Así que todo esto es porque...soy más guapa que tú?

- ¡¡Si!!- Dijo Susan con lágrimas en los ojos.

- Bueno... Lo siento mucho...- Respondió Blancanieves, bajando la cabeza.

- ¿Qué?- Se sorprendió la Madrastra.

- ¡Yo no pedí nacer así!- Dijo Blancanieves, entrando en la casa y derrumbandose sobre la mesa del comedor.- ¿crees que alguna vez quise competir contigo? ¡De niña, lo único que quería era ser tan guapa como tú! Si el problema es mi belleza, me iré del reino y no volveré nunca más...- Terminó Blancanieves, sollozando.

- Yo...- Dijo Susan, con lágrimas en los ojos.- No sabias que pensabas eso de mi... Yo... yo...- La madrastra se acercó a Blancanieves.- ¡Blanca!

- ¡Mamá!- Dijo Blancanieves, abrazando a Susan.

-Siento...siento mucho haberte arruinado la infancia- Dijo Susan, aun abrazada a Blancanieves.

- Y yo siento romper una jarra tan bonita...- Dijo Blancanieves.

- ¿Jarra? ¿De qué jarra estas hablan...?
¡CRASH!

Blancanieves dejó caer lentamente el cuerpo desmayado de Susan.

- Bueno...- Dijo mirando a su durmiente madrastra- Espero que cuando vuelvan los chicos me ayuden a sacar la basura...



Bob estaba consternado. Primero dejan encerrado unos días en el calabozo más profundo del castillo y ahora, de repente...

- ¡Saludad todos a su Majestad!- Dijo un Sirviente de palacio.

Bob fue empujado hacia el balcón frontal del castillo. Luego miró hacia abajo, donde medio millar de personas le devolvieron la mirada, aclamando su nombre.
Según le había contado un guardia, la princesa había llegado al castillo junto a siete tipos con problemas de crecimiento que cargaban el cuerpo atontado de la antigua reina. Por lo visto, Blancanieves había dado unas ordenes muy específicas sobre dónde tenía que ser encerrada la reina y, después de eso, renunció a su derecho de sucesión al trono, volviendo a irse tan rápidamente como se había llegado.
Al enterarse del destino que había sufrido la reina, todos sus sirvientes y esbirros más cercanos decidieron abandonar el reino con la mayor ligereza posible, lo que dejaba a Bob como la persona de mayor rango de entre todos los que quedaban en el Castillo.

"Así que ahora soy rey...", pensó Bob, quién opinaba que aquel título le venía grande, "Bueno... nunca me habían nombrado rey antes... Y ahora supongo que tendré que decir unas palabras delante de toda esta gente...¡Eh, ese me debe dinero!".

Bob respiró hondo e intentó acordarse de una situación similar a aquella. Entonces, recordó la vez que ganó el campeonato anual de bolos, en la calle de la Leña. Después de aquello, fue con los amigos a una taberna a celebrar la victoria, donde también le pidieron que dijese unas palabras. Si...aquello podría servir...

Bob se acercó al borde del balcón, levantó los brazos en gesto ceremonial, tragó saliva y proclamó a viva voz:

- ¡Una ronda para todos!

FIN

7 comentarios:

Kry dijo...

XD es buenísimo, que grande eres!
Eso sí, menos mal que no hay cuarta parte; ya sólo faltaría que hablaran con acento mexicano para que se convirtiera en una telenovela por derecho =P

Ismaelakis dijo...

Te sigues mejorando... Sabia que dirias lo de "patada en los cojones" despues de la expresión aquella. Es made in macafú.

Alberto Montero dijo...

Jajaja qué waii

Anónimo dijo...

...Lo más increible q me ha pasado mientras leía esto es q en la tele han puesto la canción de "ay ho, ay, ho, al campo a trabajar" y pense que era el cuento q le habíais puesto sonido!!! XD

Es la ostia, en serio. Aunke se nota en falta noseké principe o noseké beso... nah,seguramente sería de otro cuanto.

Anónimo dijo...

Jajajaja un gran final, original ante todo. Sigue así.
A ver si te pasas por mi blog capullín jejeje.
Un Saludo.
www.sioncity.wordpress.com

Raquelo dijo...

xDDD me encanta!!
eresh genial jefe chachi.

Anónimo dijo...

un gran final para una gran historia xD